jueves, 25 de febrero de 2010

Girando el pomo

Girando el pomo. No se me ocurre otra frase para expresar esto. Dentro de dos horas y pocos minutos tendré un año más.
Supongo que me levantaré para ir a clase y mis padres serán los primeros en felicitarme. Seguro que mi madre me vuelve a contar cuando me dio a luz y todo el rollo de siempre, aunque cada vez que lo oigo, no me resulta repetitivo sino algo que nunca he sabido ni sabré que me es desvelado por cada año que pasa.
Es extraño, no veo el cumplir años como algo festivo. Lo veo como un tránsito. Parecido a la muerte, pero en menor magnitud. Es como decían los egipicios: cruzar el Nilo; en la orilla este todos nacemos, y en la oeste, tras cruzar las impetuosas aguas, la muerte.
Despertaré teniendo un año más, sin tomarlo ni beberlo. Será atravesar una puerta. Una puerta de dimensiones normales que da a un laberinto infinito de 365 días. Caminos que me llevarán a grandes salidas y otros a estrechos callejones. Algo impredecible. Pero bueno, ahí está la emoción.
¿Algo que valorar de este año? Sí, supongo que sí. Han habido cambios. Buenos, malos, regulares...pero todos cambios. Ha habido gente. Buena, mala, regular...pero ha habido gente. Y momentos...han habido momentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario