viernes, 18 de marzo de 2011

Chris se despierta en ciudad paranoia

Chris se acababa de levantar. Todo seguía igual que la noche anterior: las latas invadían su mesa, los papeles dormían en el suelo, la cortina bailaba suavemente. Aunque, en realidad, había algo que no encajaba. ¿Qué podía ser?

Se puso una camiseta y miró por la ventana. Todo era completamente agobiante. Coches, calor, multitudes. El mismo ritmo de siempre.

Sintió entonces que se asfixiaba. Se le nublaba la vista y algo le subía por la garganta. Apresuradamente, abrió la puerta de su habitación. Todo le daba vueltas, pero necesitaba llegar al baño. Mientras caminaba hacia él, notó cómo las horas pasaban... ese corredor nunca había sido tan largo.

Ya había anochecido cuando por fin alcanzó el picaporte. Entró. A la vez que levantaba la tapa del inodoro pudo notar cómo algo, que precisamente no era la cena del día anterior, salía de su boca. Sentía cómo sus fuerzas se perdían a cada espasmo que le daba.

No obstante pudo sobrevivir para contemplar horrorizado lo que quedaba en su retrete.

Sangre y ceniza.

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